Durante la Edad media el Rey de Suecia agrandó y consolidó su poder a expensas de la conquista de reinos y señorios locales. La centralización del gobierno requería la existencia de un ejército organizado. Los terratenientes que pagaban impuestos tenían derecho a sufragar a un soldado de caballería con su equipamiento y mandarlo a cumplir el servicio militar. A cambio la corona le dispensaba del pago de impuestos sobre sus tierras. Este sistema de exoneración de impuestos se ratificó en la Ley de Alsnö de 1279.
Al principio la exención de impuestos era individual pero en el siglo XVI éste privilegio se hizo hereditario. Por medio de una inspección anual de caballo y armas se verificaba el cumplimiento de este sistema.
La nobleza dejó de ser una clase formada por terratenientes que proveían al ejército para transformarse en militares y oficiales civiles. Durante el siglo XVII la nobleza se confería como recompensa por servicios prestados a la corona. En el siglo XVIII y XIX la nobleza se convirtió en la clase social dirigente, pudiendo también este honor ser concedido a científicos e industriales prominentes.
Durante la Dieta de Arboga (parlamento sueco) en 1435, la nobleza era uno de los cuatro estamentos que la formaban junto con el clero, la burguesía y los plebeyos. Cada estamento tenía derecho a un voto; para la aprobación de una ley el voto de tres de los estamentos eran necesarios. Este sistema fue reemplazado en 1906 por el actual parlamento consistente en una cámara única de esta manera una de las asambleas más anticuadas de Europa se convertía en una de las más democráticas. A partir de este momento la nobleza perdió su significado político.
En 1626 Gustavo II Adolfo fundó la Casa de la Nobleza sueca. Allí se registraban y numeraban todas las familias nobles en orden de antigüedad y rango. Solo el rey podía conceder este honor. En Estocolmo se construyó un palacio estatal como lugar de reunión y encuentro de la nobleza durante las sesiones parlamentarias.
La guerra contra Rusia de 1809 supuso la pérdida de parte del territorio sueco que los rusos se anexionarían como el Gran Ducado de Finlandia, dónde se erigió una Casa de la Nobleza propia en 1818. Aquí se registraron las familias nobles suecas que habían optado por permanecer en Finlandia. El Zar de Rusia, Gran Duque de Finlandia desde entonces, continuó ennobleciendo aquellos ciudadanos finlandeses que lo merecían. El último de ellos fue el general August Langhoff, gran comisionado finlandés en San Petersburgo, al que se le concedió el título de “Friherre” en 1912.
Los privilegios concedidos a los nobles en 1723 consistían principalmente en la exoneración del impuesto sobre sus tierras. Esto quedó derogado con la aprobación de la nueva Ley de impuestos sobre la renta y patrimonio de 1920.
Hoy en día las actividades de la Casa de la Nobleza están basadas en una ley de 1918. Conforme a ésta la Asamblea General de la nobleza tiene lugar cada tres años, en la que se elige una junta directiva con poder ejecutivo, compuesta por 7 miembros y 5 suplentes. El Secretario General actúa tanto para la Asamblea como para la Junta Directiva.
Actualmente la labor principal de la Casa es el mantenimiento del palacio y las colecciones que se acogen en él. El tesorero es el responsable de las finanzas y además dirige el día a día del palacio. El genealogista jefe dirige la investigación genealógica, junto con las publicaciones, la biblioteca y los archivos.
El archivo contiene una extensa colección de cartas de creación y ejecutorias iluminadas, las más antiguas fechadas en el siglo XVI, además de información personalizada de toda la nobleza finlandesa desde la Edad Media en adelante. Estas genealogías son actualizadas continuamente. Una completa relación de estos linajes fue publicada por Tor Carpelan en su obra Ättartavlor I-V 1942-66.
El Libro de Linajes, que se edita cada tres años, se publicó por primera vez en 1858 y comprende información de todos los miembros vivos de la nobleza. En un principio la nobleza finlandesa se componía de 357 familias que al día de hoy han quedado reducidas a 145 por extinción de sus miembros; estando compuestas por 4 Greve, 24 Friherre, 108 Herr.
A toda familia noble se le concedía un escudo de armas cuya compilación de los mismos fue publicado en un armorial completo en 1889 por George Granfelt. Actualmente los escudos han sido escaneados y se reproducen fácilmente. En el Libro de Linajes de 2019 se reprodujeron por primera vez a todo color.
Al ser creada noble, a la persona en cuestión, se le concedía un nuevo apellido; ya que hasta el siglo XVIII era extremadamente raro tener apellido fuera de la nobleza. A menudo el apellido otorgado tenía relación con los símbolos que portaba su escudo de armas o con el asiento que ocuparía en la Casa. En el siglo XIX los nuevos nobles, salvo excepciones, mantenían el apellido inalterado; lo que dará lugar a que dentro de una misma familia haya ramas nobles y ramas que no lo son. El apellido no connota nobleza por sí mismo.
Tres familias tienen apellidos fineses, no obstante algunos miembros de ciertas familias con apellido en sueco han traducido el mismo al finés.
En el Plan Urbanístico de la ciudad de Helsinki de principios del siglo XIX se reservó un lugar destacado para el Palacio de la Nobleza. Se presentaron muchos proyectos en diferentes estilos pero la competición fue ganada por el proyecto neo-gótico del arquitecto G.T. Chiewitz. El nuevo palacio se terminó en 1862 a tiempo para albergar a los cuatro estamentos participantes en las Dietas de 1863.
La decoración interior en su mayor parte responde al estilo arquitectónico del palacio. El ala este se reserva para el uso de las actividades de la Casa de la Nobleza mientras el ala oeste está actualmente en arriendo. El salón principal o sala de asambleas, que mide 464 m2, es un espacio magnífico para conciertos, conferencias y banquetes.